Narciso, maldito por ser hermoso

Narciso era un hombre muy hermoso, entraba muy bien por los ojos. Era hijo del dios-río Cefiso y la ninfa Leiriope. Tanto hombres como mujeres quedaban prendados de su belleza, pero este los rechazaba. Era un hombre frío en cuanto a las relaciones, es más, no le interesaban.

Imagen de Narciso

Una de sus enamoradas era la ninfa Eco (la cual solo podía repetir las últimas palabras que escuchaba por una maldición de Hera). Debido a la maldición a esta le resultaba muy difícil hablar con Narciso y expresarle sus sentimientos. Un día mientras Eco seguía a Narciso hubo un malentendido:

—¿Hay alguien aquí? — dijo Narciso.
— Aquí, aquí... — repitió Eco
— Ven —dijo Narciso mientras buscaba la fuente de la voz

Eco confundió la curiosidad de Narciso con ser correspondida. Salió de entre los árboles con los brazos abiertos esperando un abrazo, pero Narciso la rechazó de forma tajante. Eco desolada se ocultó en una cueva y se dejó consumir dejando solo su voz.

Tras todos estos rechazos Némesis (diosa de la justicia retributiva, venganza, solidaridad...) entró en escena y decidió castigar a Narciso debido a su carácter engreído. Su castigo fue que se enamorara de su propia imagen reflejada en un estanque. Como resultado terminó tirándose al estanque y ahogándose. Finalmente donde calló Narciso nació una flor con el mismo nombre.

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